COMENTARIO DE ROSALÍA GILA PARA EL CAPÍTULO Nº 4 DE LA OBRA CINCO HAIJINAS
KAMEGAYA
CHIE
Texto
de Rosalía Gila
Se
enciende otro farolillo y empieza la magia, esa pequeña luz es un hilo que
enhebra cinco haijinas en un collar de perlas a las que Enrique Linares y un
maravilloso equipo les han devuelto la voz.
Mucho antes de conocer la historia de Chie,
algunos de sus haikus me impactaron tanto que todavía los recuerdo, ahora se
resignifican a la luz de su historia.
Esa voz que cobra cuerpo y vida en la
interpretación de Carmen, quien como las otras intérpretes, pese a no ser
actriz profesional se ha hecho carne de esta historia con autenticidad y
belleza
Estas líneas no pretenden un análisis
académico, son sólo producto y eco de esta vida de resiliencia que nos
interpela, de compromiso con la educación y los niños, con la celebración de la
vida y la solidaridad. El sólo hecho de crear un club de haikus para los
pequeños y llevarlos a recoger manzanas en el campo en el que estaban recluidos
es revelador, tan diferente a la visión judeocristiana de Eva, la mujer que
condena a la humanidad a través de una manzana. Dos miradas sobre lo femenino.
Chie abrió mentes y dibujó ventanas en los
muros del encierro, fiel al legado de su madre, resiste con coraje de samurái
la adversidad, eso sí, sin espada, escribe, escribe y educa, construye memoria,
como tantas otras mujeres anónimas "Para
que no se repitan los errores de nuestros antepasados"
Dice María Zambrano: "donde abunda el peligro crece lo que salva", eso fue
Chie.
Gracias
a HELA, seguimos encendiendo farolillos
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