COMENTARIO DE CARI CANO AL CAPÍTULO Nº 3 DE LA OBRA DE CINCO HAIJINAS
Nos encontramos ante otra nueva iniciativa de HELA que, de la mano de
Enrique Linares, da de lleno en evidenciar el gran papel que las mujeres haijin
han tenido en la historia del haiku.
Para ello, una puesta en escena
impecable, una obra de teatro que muestra quién y cómo era Nishiguchi Sachiko, expuesta
gracias a un papel en el que Mercedes Kotori parece haberse puesto del revés
para entregarlo todo y encarnar una representación que ya por sí sola haría del
documento algo realmente imperdible.
La poeta japonesa de la que
hablamos, nacida a principios del siglo XX (concretamente en 1925), es una
exponente imprescindible del haiku en su vertiente más apegada a la naturaleza,
al “mundo rural”.
Como ella misma relata al hombre que viene de lejos (en
referencia a V. Haya), su respeto y gratitud a la madre tierra forman parte de
su vida diaria. A través de sus vivencias, conocemos los abrazos que se dan las
mujeres cuando trabajan la tierra y en su vida en la aldea; los silencios que
hay mientras se realizan las labores agrícolas; su denuncia de que la propiedad
de la tierra no está en manos de estas trabajadoras.
En esta “cultura rural”
Shachiko nos describe la importancia de la vida familiar y comunitaria. Pero
también abre sus pensamientos sobre la ancianidad (en el momento de su
conversación con V. Haya, ella era una anciana), la muerte y la importancia que
da a la religión.
Respecto a su obra, como ella
misma dice, versa sobre aquello de lo que está rodeada: la naturaleza y su
relación con la vida diaria en la aldea.
En fin, que Shachiko parece ser
la esencia del haiku mismo, y siempre desde la más profunda humildad y el
respeto a cuanto le rodea
¡Qué interesante! Es una muy buena forma de dar a conocer la vida de muchas mujeres que escribieron y no son conocidas. A mí que me gusta mucho el Teatro y que escribo obras, me parece un medio fantástico.
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